Editorial y tal

Algunas veces uno escribe con prisa y releyéndose se enfada. Otras veces menos y en raras ocasiones hasta se auto-complace. Si no tuviste en tus manos la revista Dogway #85 no pudiste leer esto en nuestra editorial, así que aprovecho que me he caído regular a volver a leerlo y lo comparto aquí con vosotros. Espero que os guste.

Una nueva revista. Un nuevo reto y una nueva meta alcanzada. El transcurso de las vidas de los que estamos tras Dogway va tan frenético que apenas nos damos cuenta de que las semanas transcurren y que, con ellas, también los meses y los años. Mantienes tu mente ocupada y sabes que, pese a que es lo que quieres hacer, en demasiadas ocasiones apenas te puedes detener a regocijarte en ello. No es cosa nuestra, es así como hemos permitido que la prisa nos meta un gol por la escuadra y descubra que ese es nuestro punto débil. Esto es cosa de todos y todos vivimos perseguidos por las manecillas del reloj; así nos han rediseñado la vida. Vivimos nuestra juventud por debajo del nivel al que la vivieron nuestros padres y, sobreviviendo al día a día, una tarde cualquiera nos descubrimos tratando de ser un buen chico cuando ya nos toca ser un buen hombre. Pelo en la cara, en el pecho y, si la suerte acompaña, en la cabeza. Arrugas que nos delatan cuando nos reímos y piernas más torpes y delicadas de lo que nos gustaría… Y el reloj sigue empujando… Compromisos , obligaciones, malos tragos y tragos que parecían buenos y al final no lo eran. Nos castigamos, nos dejamos castigar y, cuando se tercia, invitamos a que nos castiguen. Miramos al vecino y siempre salimos perdiendo o creemos hacerlo. Él tiene algo que queremos y, con toda seguridad nosotros tenemos algo que él tiene… La envidia, la sana y la enferma, son patrimonio de una humanidad y la padecemos aunque sepamos disimularla. Se nos va la vida en ello. En eso y en otras cosas de similar índole con las que no es justo que se nos vaya. Mientras tanto el minutero llega al 12 e inicia una nueva andadura en su monótono recorrido. Tratamos de esquivarlo, pero estamos demasiado ocupados para poner la energía suficiente en ello… Nos arrastra. Perturba nuestro sueño y lo hace menos placentero de lo que fue. Lo hace menos funcional, menos reparador, menos preparatorio… Debilita nuestra habilidades y sabe como un trozo de pizza que quedó ayer sobre la mesa; es frío, duro e insípido.

Mientras estamos ocupados con todo eso, el mundo se levanta en armas y la naturaleza pone su poder sobre la mesa de los comedores y los despachos: aquí estamos nosotros, aquí estoy yo. Pero nos pilla tan atareados que apenas podemos ver más allá de lo que alcanza nuestra propia existencia. Bastante tenemos con lo nuestro -con lo que nos toca y nos asfixia- como para estar pendientes de lo que dicen los oprimidos a los opresores y lo que el mar y la tierra nos vienen advirtiendo hace años. Sabemos que no son minucias, pero los días siguen siendo días en nuestro calendario y sus hojas siguen cayendo al suelo de la cocina cada 4 semanas. Eso no hay quien lo pare.

Hoy nuestra vida, la del equipo de Dogway, es un poco menos frenética. Nos hemos quitado de encima un número de la revista y podemos hinchar el pecho y respirar un poco más hondo y sosegado. Nuestras preocupaciones de primer término nos dan un leve descanso y, pese a tener que empezar ya con la siguiente entrega, la lejanía en el tiempo del próximo “deadline” nos permite detenernos y mirar a nuestro alrededor ¿Qué encontramos? Que por delante tenemos más de 13.000 victimas en Japón y que Libia sigue resistiendo los bombardeos del que debiera velar por sus intereses. Que Egipto y Túnez aún están patas arriba y que la energía nuclear está poniendo en duda la capacidad del hombre para controlarla. Aún así respiramos más hondo y más tranquilos que ayer. Nos permitimos incluso el lujo de bajar la guardia y hacer hueco para el despiste, pero por encima de lo laboral, continua al acecho el paso del tiempo. El reloj sigue dando vueltas y reflexionar sobre todo esto no hace otra cosa que darnos ganas de vivir la vida. No tenemos ni idea de lo que pasará mañana. La única certeza es la de que seremos un día más viejos que hoy y que no sabemos hasta cuando se nos seguirán concediendo estas prórrogas. La juventud se nos marchita y, como si quisiese seguirle el rollo, el planeta en el que vivimos también lo hace ¿Hay que vivir cada día como si fuese el último? Seguro que más de uno ya tiene clara su respuesta, pero aquí queda impresa la nuestra: Si, como si no hubiese mañana. Como si todo lo que ha hecho que vivamos en esta aceleración constante fuese una señal de que no hay tiempo que perder. Mira, saborea, lucha, disfruta, pide, da, busca, comparte, aprende, enseña, ama… No tenemos ni idea de lo que hay esperando a la vuelta de la esquina y será mejor que, si hay algo malo a la vista, nos pille con los deberes hechos. Disfruta de la revista. Nosotros vamos a tomarnos algún tiempo para nosotros hasta que vuelva a llegar la prisa.

Dogway Skateboard Magazine #77

Momentos de la 3sesenta

En los senderos del Facebook, vía Dani Lozano, se está haciendo un merecido homenaje a las páginas de la desaparecida revista 3Sesenta Skate. Por mucho que permanezca atento a las actualizaciones de Dani soy consciente de que no me veré por allí. Creo recordar tres apariciones en 3Sesenta, pero todas ya en tiempos en los que el skate es una sección dentro de la publicación de surf. Me he puesto a rebuscar entre las pilas de revistas antiguas y lamentablemente solo he encontrado este check out. Sirva para retroceder algunos años y encontrarme miope, afeitadito y con cara de buen chico.

Nollie BS tailslide. Foto: E. Velarde

Empieza la semana. Buena suerte. Paz