Dijo ya hace mucho tiempo nuestro querido Robert que «los tiempos están cambiando». Tan claro como que me encanta usar para todo el título de esta canción, esta que el señor Dylan no se equivocaba. Tras asimilar y fumarme un cigarro pensando en la embergadura y transcendencia de la incorporación de E. Koston a las filas de la industrial zapatillera Nike (en su subdivisión dedicada al skateboarding), he pensado que no estaría mal aprovechar que ahora los días aguantan más y que me da lo mismo bajar a patinar a las 9 en lugar de a las 8, para manifestar unas opiniones y ya de paso hacerle un poco de caso a este blog que el trabajo tan poco me deja atender.
Pensando en esta incorporación y en la cola rumorológica que ha traido el abandono de las filas de Lakai Footwear por el susodicho galáctico, caí en el mal vicio de la evocación de tiempos pasados. Este texto, ni por supuesto el que lo escribe, tienen intención de poner «de vuelta y media» el actual mundillo del patín, ni criticar la introducción de las multinacionales en eventos o fabricación de productos. Eso es demasiado complejo para hablarlo sin una cerveza en la mano y tres en el cuerpo, así que lo que voy a relatar, será más bien (y para no perder las malas costumbres) la perspectiva personal de este asunto y las conclusiones internas. Ahí vamos:
Tras la fase de transición mencionada en la que se podía leer en internet y escuchar en la calle un «me ha dicho nosequien» constante sobre los motivos de salida y el nuevo paradero de Koston. me dió por pensar en mejores tiempos de mis tobillos y en la indeferencia/aislamiento con la que viví aquellos años. Los pros cambiarían de equipo, aparecerían nuevas marcas e incluso habría rollos oscuros. Imagino, que no se, que Frankie Hill, el niño Guy Mariano o John Lucero tendrían sus sueldos y que Powell Peralta, H-Street, G&S o cualquier marca viejuna, tendrían sus team managers y sus responsables de marketing. Supongo, que tampoco se, que habría malentendimientos, contraofertas y demás posibles motivos para cambiar de equipo, pero como ya he dicho, la indeferencia/aislamiento que se respiraba en la aldea que me vio aprender a grindar me dejó al margen de todo esto. El presente no es mejor ni peor, solo diferente. Sería absurdo que como adicto al saber y seguidor incondicional de la autodestrucción planetaria en pos de los avances tecnológicos, me quejara de la sobreinformación a la que estamos expuestos. Solo es que me cuesta acostumbrarme a saber demasiado de la vida de los demás. Cualquier día me encontrais mirando vuestros albumes de fotos de Facebook en plan terápia y dejo de poner pegas y rabiar por la actitud chismosa de la que bajo la excusa «es que soy periodista» lo sabe todo de vosotros. Por cierto, ¿aún no habeis leido su ultima entrevista? al final va ser que la novia florero que yo buscaba me ha salido rana.
¿Vídeos? ¿Donde están los vídeos?
Buen día. Paz